A Mónica, mi profesora y amiga
que me mete en estos bretes y desafíos
para escribir, lo cual le agradezco porque siempre logra algo. Le dedico con
todo cariño esta especie de “juego dramático” mitad broma, mitad serio.
Mónica
te pidió un relato sobre un poema y a vos te salió otro poema. El relato sigue
pendiente. Pero el poema te persigue, te está pidiendo que cuentes. Entonces
otra vez hablarás de amor.
Tenés
que contar una historia. Esa que dejó
una huella imborrable en tu vida. Esa que habla de amor. Pero te cuesta. Seguro
que te sale una letra de tango …”de cada
amor que tuve tengo heridas”, o de bolero “nosotros que nos queremos tanto” o de “corazones rotos” , en fin que para hablar de amor , hay que
sufrir…”heridas que no cierran y sangran
todavía” y ya no tenes ganas de revivir dolores, por lo tanto, tendrás que
encontrarle la vuelta porque se ha escrito tanto de amor que no tendrías nada nuevo para agregar a tanta poesía sobre
el tema.
Pasabas
tu adolescencia soñando con los amores de película que te producían mucha ilusión.
Siempre había a tu alrededor algún muchacho esperando que le dieras un “si”,
pero vos picoteabas y desparramabas los sí o los no a tu antojo. En realidad
estabas siempre enamorada… o ¿eras muy enamoradiza?
Eras muy joven y
era natural que eso pasara
Hasta
que un día sin haberlo registrado, alguien empezó a rondar cerca de tu casa,
te hiciste la distraída, ni lo mirabas. Pero como buen cazador, astutamente se
fue acercando y quedaste atrapada. Así fue que empezaste a escribir en el blanco muro de tu vida con
trazos grandes ese amor nuevo. Eras como
la princesa en la torre que el “caballero andante” venía a rescatar, cantó al
pie de tu ventana: "la vieja serenata que nadie,
nadie olvida” y cubriéndote con un manto de amor y promesas te llevó a su
reino lejano. Ese era el hombre que estabas esperando, tenía todas las
cualidades. También decí que los defectos los pasabas por alto o no le dabas
importancia.
Y acá
vendría la parte de la novela rosa: se casaron, fueron felices y tuvieron hijitos. Aunque todo eso sucedió,
fueron solo momentos. Porque vos te la
creíste de cabo a rabo y te jugaste porque "el
amor es más fuerte”. No sabías que
él era un cazador nato y no viste que seguía cazando en otros cotos. Tenía sus
armas. Podía causar las heridas más profundas. La
principal: la palabra. La usaba
para retenerte, dominarte y herirte. Le reprochaste ¡“mentira, tu vida siempre ha sido una mentira”! "me mentiste, me
engañaste” y cosas por el estilo.
¿Y... ahora? ¿Cómo salís
de ésta? Llegaste adonde no querías. Ya tenés la grieta en el muro. Te
ilusionaste con que era el amor para toda la vida, y te
traicionaron como en el tango. Estás frente a la puerta y “al llegar hasta el umbral, un candado de dolor”…decís , no, basta, “tu puedes”, levantas la cabeza y
miras adelante ( gracias al psicólogo, libros de autoayuda, lágrimas, voluntad, apoyo de la gente que te quiere)
y la atraviesas. No te rindes. (Por
sugerencias de los compañeros: …"¡resistiré! ¡resistiré!”...
Lo
cierto es que viviste un sentimiento leal, genuino, más allá de que fuera
correspondido o no. El cazador se llevó el morral vacío. Supiste sembrar en los
surcos de esa huella amores nuevos que
están con vos.
Total,
que la vida es una canción que seguirás escribiendo en tu muro.
.Para terminar: “Si anduve siempre en amores ¡Qué me van a
hablar de amor!”.
Chan -chan
Nota: Los
trozos de canciones escritos en cursiva no son de casualidad y pura
coincidencia, son a propósito para que identifiquen los títulos